Japón es un país que ha tenido niveles de inflación muy bajos (en ocasiones negativos) desde el año 2000. Esto ha hecho que la población se acostumbre a precios estables y que las empresas no incrementen sueldos para la gran mayoría de los trabajos. Durante los periodos de deflación la población por lo general espera para comprar bienes esperando que los precios sigan bajando. Al no haber movimiento de dinero, se afecta la producción de bienes y por ende el número de empleos. Para evitar esto, el gobierno de Japón se propone metas de inflación cada año. Metas que no habían estado cumpliendo, eso es, hasta este año. Este año ha visto los niveles más altos de inflación en los últimos 7 años. Entre la devaluación del yen y la inflación, la población esta sintiendo los efectos en el bolsillo. La inflación no sería tanto problema si los salarios incrementaran, lamentablemente las empresas han fallado en incrementar salarios durante años. Agreguemos un yen débil ante el dólar y no es difícil pensar que tiempos más difíciles se vienen para la población que reside en Japón.
Esperemos que el gobierno incentive a las empresas a incrementar los salarios para mantener el mismo nivel de vida y confort al que la gente está a costumbrada desde hace décadas.
¡Hasta la próxima!
